domingo, 8 de marzo de 2009

Puros

Que hay políticos que parece que vivan en su propio mundo es una verdad casi absoluta. Que los hay especialmente torpes, es evidente. Y que algunos de ellos parece que cumplan las dos premisas anteriores es algo que podemos constatar casi a diario.

En el diario La Vanguardia de hoy aparece una entrevista con Mariano Rajoy en la que vaticina todo tipo de males y avanza todo tipo de cambios (adjudíquense los males a la actual etapa de gobierno socialista, y los cambios a una futurible mudanza de arrendatarios en el Palacio de la Moncloa). Poco de nuevo en todo ello, salvo una imagen, una tontería si se quiere, un apunte de desprecio por la norma imperante.

A don Mariano que, según el pie de foto se encuentra posando en su despacho, se le ve tranquilo, satisfecho, alegre incluso. Encantado de haberse conocido. Relajado, sin su habitual chaqueta. En mangas de camisa. Como si, por un momento, hubiera bajado la guardia.

Y, en efecto, es así. A don Mariano se le ha escapado un detalle: mientras que el resto de ciudadanos de este país tiene muy restringida su posibilidad de fumar, parece que eso no va con él. Parece ser que en las oficinas del Partido Popular de la calle Génova esa ley no cuenta. Debe ser por eso que encima de la mesa podemos ver un cenicero con los restos de un puro (¿habano?) y un mechero. ¿Serán los restos de un puro de celebración, o de uno de intranquilidad? ¿Será un hecho ocasional y absolutamente esporádico, culpa de un descuido, o será algo mucho más habitual, fruto de una relajación de las costumbres?

Cualquiera que sea la causa, posiblemente sea porque el despacho está en la planta séptima, y eso está ya mucho más cerca de las nubes que del suelo…

¿Por qué quien depende tanto de su propia imagen no cuida hasta el último detalle? No quiero imaginar un descuido de este calibre en cualquier pieza de comunicación de producto. Un desastre. Una cuenta perdida.

1 comentario:

Alberto Lahoz dijo...

Un producto no deja de ser intangible, un político lo ves lo oyes hablar e incluso en campaña te saluda. Entre comentarios de "hijoputa", "Trajes Regalados", y demás tonterías en ocasiones y como responsable de la imagen de algunos políticos siempre me preguntaba cuando el político de turno salí del despacho "Donde coño irá este ahora... y que me sucederá mañana". A la salía de casa armado por si acaso algún periodista sacaba la foto en un mal momento, o te pillaba un micro abierto, o lo peor te llamaban porque nos gustaría contrastar una información, malo eso. Recuerdo cuando salian mis senadores de una pregunta complicada en el hemiclico los esperaba en la primera doble puerta para decirles aquí no se habla, las valoraciones al despacho, ya tendremos tiempo.
Falta de previsión o exceso de grandeza, descuido o que la secretaria no se había dado una vuelta 3 minutos antes de la entrada. Dificil de vender, pero lamentablemente la población olvida rápido estos datalles