miércoles, 25 de noviembre de 2009

Unfriend

Acabo de leer un artículo en La Vanguardia de ayer que me ha parecido altamente sugerente. Habla de una palabra: unfriend, la que titula esta entrada. Un verbo inglés (hay que ver lo muy expresivo que puede llegar a ser un idioma tan aparentemente brusco como ése) que podría traducirse como “dejar de ser amigo”, aunque de forma determinada y después de haberlo decidido. El propio columnista (Magí Camps) cita algún ejemplo referido a períodos infantiles y/o juveniles (“ya no te ajunto”, “ja no t’estic”, u otros).

Quienes me conocen saben de mi afición por las palabras. Me gustan las palabras por lo que permiten, tanto en términos de expresión, como de puro juego (amo la capacidad verbívora de gente como Màrius Serra). Y es precisamente por ello que me he detenido en el artículo de referencia. Desamigarse. Como quien se desabriga, se desorienta o se despoja. Un verbo que expresa todo un mundo.

Un verbo que habla de algo que no es ajeno a la comunicación: desamigarse, desconectar, borrarse…

A nadie se le escapa la importancia que tiene la fase creativa en todo el proceso comunicativo. Toni Segarra, en su libro Desde el otro lado del escaparate, hace repetida referencia a ello, y viene a decir que el planteamiento estratégico es importante, pero no lo es más que la resolución creativa que se deriva (o no) de él. Ahí es donde uno se la juega. Cierto. Pero sólo en parte.

Veamos. Vamos otra vez al inglés. Ya hace años los amigos del norte nos enseñaron acerca de la importancia de considerar el wearout como un hecho a tener en cuenta: pasarse de la raya podía ser contraproducente incluso para la mejor de las campañas. La máxima de que mejor pecar por exceso que por defecto, en comunicación no se cumple.

De ahí la importancia de tener en cuenta todos los parámetros posibles. Y eso no ha de ser un corsé, sino más bien la voluntad (la necesidad) de llegar al público en la justa medida. No sea que éste deja de ajuntarnos. En inglés, unfriend.

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